Es un paso más para la humanización de los robots. Ahora es posible darles un agudo sentido del olfato, usando células de rana genéticamente modificadas, según Shoji Takeuchi, un bioingeniero de la Universidad de Tokio en Japón.
Las narices electrónicas actuales, han estado alrededor desde hace algún tiempo y son usadas para descubrir la comida putrefacta en cadenas de producción, pero carecen de exactitud.
Tal parece que funcionan con piezas de cuarzo diseñadas para vibrar en una frecuencia diferente, cuando se asocian a una sustancia específica, pero podrán producir un positivo falso.
Takeuchi cree que no hay nada tan bueno como la biología para distinguir las biomoléculas diferentes, como los causantes de enfermedades en nuestro aliento. La solución estaba en sus manos y junto a su equipo ha desarrollado un sensor de olor en vivo.
Las células modificadas de la rana africana Xenopus laevis fueron colocadas entre electrodos y midió las corrientes reveladoras generadas cuando las moléculas diferentes se ligaron a los receptores. Después del exitoso experimento, decidieron construir un robot que mueve su cabeza cuando las feromonas de polilla son percibidas por la nariz.
Takeuchi quiere dar otro paso y desarrollar sensores químicos para varios olores. “Creemos que una capacidad compartida de oler, podría iniciar una nueva relación entre el hombre y el robot”.
Data: New scientist