El año pasado se enviaron un total de 3.700 millones de correos fraudulentos (phishing), según un estudio realizado por la aseguradora británica CPP.
Según este estudio un 55% del total de correos fraudulentos corresponde a los ya conocidos correos que simulan ser comunicaciones oficiales de bancos, en donde se les solicita a los clientes información personal relacionada con sus cuentas personales.
El porcentaje restante de los correos corresponde a falsas loterías, la obtención de premios en sorteos donde nunca nadie ha participado y los ya tradicionales timos provenientes de Nigeria.
Lo que resulta preocupante es que una cuarta parte de los usuarios británicos afirmaron haber caído en alguna de estas estafas, calculándose que en promedio los usuarios estafados perdieron 285 libras esterlinas (unos USD$ 422).
En términos porcentuales el fraude en línea creció un 132% durante el año pasado, provocando que un 46% de los usuarios consultados muestren una cierta reticencia a la hora de utilizar su tarjeta de crédito en Internet.