Ivan Nikulin tenía 18 años en 1942, cuando comenzó a luchar en la guerra como oficial de inteligencia, pero el servicio militar se terminó para él dos años después, cuando recibió un balazo en la cabeza.

Junto con otros 17 soldados, Nikulin entró en la oficina central de los alemanes, donde mataron a dos generales, y de repente, un tercer general apareció. Él levantó su mano con un arma y la puso en la cabeza de Iván, que recuerda que todo se volvió oscuro.

Veinte días más tarde abrió sus ojos, en un hospital de Moscú. Una enfermera le dijo que sus amigos lo llevaron desde el cuartel central alemán y luego fue trasladado a Moscú en un tren.

“La bala se atascó en el cerebro. Si el tiro se hubiera hecho desde una distancia mayor, lo habría atravesado”, explicaron los doctores.

Un examen de rayos X mostró que era demasiado peligroso, extraer la bala de la cabeza de Nikulin, a quien dieron pocas posibilidades de sobrevivir por las futuras complicaciones.

Los doctores que conocen su historia médica declararon “la gente no vive con heridas como éstas”, sin embargo, Iván Nikulin ha vivido 66 años más con todo y bala en la cabeza.

Vía: Pravda ru