Los equipos de rastreo estaban a punto de abandonar la búsqueda del desaparecido doctor Henry Drew, perdido en las afueras de Australia. Fueron dos días de recorrido por cientos de millas, sin dar con el hombre.
De no ser por su perro Moja, que lo acompañaba en el auto, el cuerpo sin vida del doctor Drew no habría sido localizado.
Los frenéticos ladridos de Moja alertaron a un agricultor, que descubrió el vehículo del doctor, en el fondo de un terraplén cubierto por maleza.
Moha, de tres años, no se separó de su dueño, que había caído en desgracia. Sobrevivió para que su propietario al menos tuviera la oportunidad de ser enterrado decentemente.
La familia de Drew agradece a el perro Terrier-rotweiller por haber cuidado el cádaver de Henry, que en medio del inhóspito lugar, pudo haber sido carne para los depredadores.
Un portavoz del Rescate de Acción AGL, el servicio de helicópteros de salvamento, aclara que el vehículo estrellado a unas 50 millas de la casa de Drew, era imposible de ver desde el aire, porque estaba totalmente cubierto por árboles y otras plantas.
Data: Dog central