En un futuro no muy distante, la ropa será capaz de monitorear el nivel de tensión en el organismo, a través de la medición de una serie de enzimas responsables de varias condiciones y dolencias.
La idea es del investigador Joseph Wang, de la universidad de San Diego, Califórnia, que desarrolló biosensores que pueden ser impresos directamente en una pieza tan simple del armario como los calzoncillos, útil para ayudar a controlar a los pacientes después de salir del hospital.
Pensando en un modo confiable “y utilizable” de medir algunos aspectos fisiológicos y de cuidar al paciente, Wang y su equipo crearon sensores químicos de electrodo, impresos de carbón, en el elástico de unos calzoncillos, detalla un informe publicado en el Analyst.
En principio, se escogió esa pieza porque mantienen el sensor pegado a la piel durante el día entero, contrario a una blusa, por ejemplo, que se separa del cuerpo.
Precisamente el hecho de estar ajustado a la piel continuamente, permite que el peróxido de hidrógeno y las enzimas NADH sean supervisados. Ambos tienen que ver con una gran cantidad de procesos en el cuerpo. La investigación demostró que si los calzoncillos se doblan o arrugan, no afecta la interpretación del sensor.