Don Ritchie es casi un ángel protector. Él se sienta en una silla de cuero a vigilar el área a lo largo del lugar escogido por los que quieren suicidarse. A sus 84 años, Don contabiliza haber salvado un estimado de 160 personas.
Cuidar la vida ajena se convirtió en su trabajo voluntario, desde hace 50 años, cuando se radicó cerca de la vía a un acantilado nombrado The Gap, ubicado en la entrada de la Bahía de Sidney, Australia.
Si Ritchie tiene la oportunidad de ver a un potencial suicida, rondar por el acantilado, se apresura a ofrecerle café y a escuchar los motivos que lo llevan a terminar con su existencia. Después de escucharlo, le plantea alternativas, los reconforta y al final termina convenciéndolo de olvidarse del suicidio.
Según su experiencia, las principales razones tienen que ver con problema médicos, dolencias mentales y decepciones amorosas. Pero Ritchie se ve impotente de salvar a los que consiguen su objetivo, cuando él o su esposa Moya, no observan o mientras duermen.
Por su labor altruista, Ritchie y su esposa recibieron un reconocimiento como ‘Los ciudadanos del año 2010‘, de parte de la municipalidad de Sidney.
Vía: Nzherald