Si hay que atenerse a la ciencia médica, Thai Ngoc debería estar muerto desde 1973, cuando perdió su capacidad de dormir como cualquier otro hombre.
El vietnamita nació en 1942, en un pequeño pueblo llamado Trung Ha, en la provincia Quang Nam y dice que su mayor aspiración en la vida, es tener un sueño.
Con unas horas que sueñe, este hombre sería feliz. Pero los sueños aún no llegan. Su extraña condición ha sido examinada en dos estudios diferentes, en Inglaterra y Tailandia, vigilado con cámaras las 24 horas.
A Thai no le queda otra, si no que continuar trabajando junto a su esposa, como lo ha hecho desde hace 37 años, sin cansancio, ni deseos de dormir. Cuando sus vecinos duermen, él sigue activo y lúcido, y tampoco tiene síntomas de alguna enfermedad.
Nadie, ni el mejor de los doctores del mundo ha podido ayudar a que el insomne Thai Ngoc cumpla el único deseo que tiene, antes de cerrar definitivamente los ojos: dormir y soñar por un día.
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